domingo, 4 de julio de 2010

Que 11 años no es nada....

Cuando lo conocí un 3 de julio, no pude sino caer pérdidamente enamorada. Tenía cara de Bernardo. Pero le pusimos Jorge como al hombre que fungió como mi padre sustituto. Ya desde antes de nacer, Jorge era un guerrero porque aguantó un embarazo con muchas dificultades. El decidió aferrarse a mi y yo a él. Sus 11 años de vida han transcurrido entre 4 gripas, miles de raspones, un brazo roto y un humor ácido increíble que nos anima a todos los que lo rodeamos día a día. Quizás ésta sea la característica de esta familia. Rondamos entre la hipersensibilidad y el humor negro.

Recuerdo cuando iba a cumplir su primer cumpleaños. Hicimos comida pero también lo celebramos votando. Yo había entrado a los grupos panistas (si, yo también creía en el cambio como muchos que ahora niegan haber votado por el PAN) que repartían estampas, camisetas, se vestían de jeans y camiseta blanca. Debo confesar que tengo aún guardada la hebilla que dice "FOX" y por la cual luché con uñas y dientes por ella porque estaba cotizadísima. Cuando le pegué la estampa a mi coche que decía "FOX", mi papá la arrancó y pegó una de Labastida.

La generación de mis padres no creía en el cambio. No creían en la sociedad civil. Ellos habían sido los testigos silentes de los desmanes del gobierno. Del 68 que fué amenizado con balas y las Olimpiadas. De las devaluaciones que los hicieron almacenar comida o aguantaban la reetiquetada de precios, pero no decían ni reclamaban nada. La generación que inventó las mordidas, el pasarse los altos, el "me vale wilson" (frase recurrente de mi mamá). También fueron los que jugaban en la calle hasta que se hacía de noche. Los que no tenían miedo por no cerrar su casa. Los que para hacerse de algo, tenían que ahorrar y ahorrar para poder comprarlo porque no había créditos. Los que tuvieron ese México que con problemas económicos, una guerrilla oculta y mil cosas más, irónicamente, vivían con tranquilidad.

Esa era la generación que dudaba si aguantaría el cambio que proponíamos los demás.

Recuerdo las palabras de López Dóriga el día que ganó Fox: "Ha terminado el tiempo electoral. Ya estoy en capacidad de darle los resultados de la elección presidencial". Esas palabras me cimbraron hasta el fondo. No había manera de saber nada si no era una llamada por teléfono. Tiempos sin Twitter ni FB. Sin mensajes por celular. Sabíamos del invento de exit poll que había lanzado el PAN: "Vistanse con jeans y camiseta blanca". Una especie de uniforme panista en esos días. Ví a muchísimas personas vestidas así. Cuando anunciaron la ventaja indiscutible de Fox, empecé a llorar. Recuerdo haber dicho que con él de presidente esperaba tener un país mejor para mis hijos. Que aprendieran a trabajar por su país y a amarlo con todo el corazón. Mi papá que estaba sentado junto a mi, atinó a decir "Ya veremos, no les creo nada".

10 años de gobierno del cambio. Así con minúsculas. Como su esfuerzo por cambiar al país. Como las reformas que necesitamos y que no salen. Como cumplir las promesas de campaña dichas a dos días de las elecciones para ayudar a su partido. Como el combate a la inseguridad. Me dá pena con mis hijos explicar todos los días las cosas que pasan. Las ganas de hacerse rico y poderoso en lugar de trabajar por su país. El miedo en que vivimos porque no hay nadie con pelotas que haga nada. Ya llegué al punto de no importarme si roban o no. Esté país ha sido saqueado durante décadas. Y sigue siendo rico. Lo que quiero es que trabajen para nosotros. Quiero un Jefe de Estado. No un líder de partido en el poder. Quiero una policia efectiva. No me importa si está unificada o no. Quiero que todos vivamos en paz. Eso es lo que le prometí a mi hijo cuando cumplió un año.

Lo siento Jorgito. Esa promesa de un país mejor no te la voy a poder cumplir. Pero te prometo de verdad cariño, que muchos lo seguimos intentando... Feliz cumpleaños.