sábado, 22 de mayo de 2010

Ecos de Madrid y las vidas paralelas...

I.-

"Perdí algo que quiero mucho" Me decía Sybilla cuando nos encontramos en el lobby del hotel. La veía realmente consternada.

"Tu American Express? no se me ocurre otra cosa más terrible" le contesté haciéndome la chistosa.

"Tonta" Me contestó soltando una carcajada que agradecí dado lo impertinente de mi comentario. "No, perdí al hombre que amo. Nos vimos en Paris un par de días. Decidió que aquí le paraba y no quiso seguir más. Vengo sacadísima de onda, destrozada, no sé para que me invitó si me iba a tronar como ejote". Sybilla es una escritora mexicana que vive en Madrid. Es Historiadora de Arte y le pedí un tour para las señoras que venían conmigo. Le dí un abrazo. Todos hemos perdido algo que queremos. Y en los momentos más felices. Yo por ejemplo. La riego una y otra vez, quiero zafarme de cosas que quiero porque me hacen daño, me arrepiento de cosas que no quiero decir ni hacer aunque refiero pasar por loca para tapar mi arrebato y pedir perdón muchsísimas veces antes de perderlo. Pero llego a esta ciudad y todo tiene otro significado. "La distancia envalentona, deja que pase el tiempo, en una de esas se arrepiente, yo sé de qué te hablo" le dije.

"No, si ya se arrepintió, pero me siento tan herida, que no sé que hacer, escribe como si todo estuviera igual, me habla como si no hubiera pasado nada, ahora sólo quiero que esos ojos me vean como me veían antes y arreglar esta tortura. Estoy segura de que fué un arranque, que no lo pensó bien" me dice no sin antes hacerme notar la hora y que el "grupo" no había llegado.

Cuando miro al grupo, que llega tarde por supuesto, no puedo evitar pensar que las mexicanas cuando viajamos nos vemos siempre "overproduced". El arreglo nos hace destacarnos (no en positivo) adonde estemos. Antes muertas que sencillas. La gran bolsa, el gran reloj, el maquillaje exagerado, sombrero, paragüas, peinado de salón. Y esta actitud de "Yo todo lo sé" que siempre nos acompaña.

En el grupo destaca Carmen. Cuando le presento a Sybilla la asalta con miles de preguntas. "Te me haces conocídisima, adonde estudiaste en México?" "Por donde vivías?" "Adonde trabajaste antes de venirte aqui?". Veo a Sybilla bastante incómoda, pero atenta responde a todas sus preguntas. Ella no vive en México desde hace 20 años. Estudió en Guadalajara. De chilangos, nada.

La única manera en que Carmen deja de hacer preguntas es cuando se tropieza y casi se mata en un escalón. Su bolsa entera se vacía en la calle. Su pantalón acaba raspado junto con la palma de su mano. Corro a ver si está bien. Ella muy en su papel, se levanta rapídisimo y dice que no pasa nada. Entonces, me gana la risa. "Carmen querida, eso te pasa por no poner atención. No eres de las que puede hablar tanto, pensar tanto ni caminar en grupo al mismo tiempo".

Entramos a ver el Guernica. Siempre me ha maravillado el tamaño y el dolor que refleja. La ausencia de color. Ese capítulo gris y triste de la vida española que detalla. Sin embargo, l la explicación de Sybilla acerca del cuadro me perturbó y no deja aún de rondarme en los oídos:

"La mujer que escapa corriendo de las bombas representa a la población civil, impotente e indefensa, que sólo puede huir. La mujer que asoma la cabeza por la ventana representa a la humanidad, impotente ante todo lo que está contemplando y que sólo puede gritar. El quinqué y la luz que emite representan la necesidad de informar a todo el mundo lo que está courriendo. Al lado de esta luz, existe otra que parece una lámpara eléctrica encendida, que no pueden o no quieren iluminar la escena. Podrían representar el establishment, la sociedad, a los políticos, etc. que observan todo pero no intervienen o distorsionan la verdad de lo que está pasando. El centro del cuadro está ocupado por un caballo herido de muerte, que representaría a las víctimas inocentes de una guerra. A la izquierda vemos un toro, con el cuerpo en tensión, observando en todas direcciones y amenazante. Se piensa que representa al fascismo. Bajo el toro aparece una madre que sostiene en brazos a su hijo muerto, representando no el dolor físico, sino el anímico que se tiene al ver sufrir a los seres queridos. Entre las cabezas del toro y el caballo se encuentra una paloma, como símbolo de paz. Aparece en un espacio reducido, en el que apenas puede moverse. Además tiene un ala caída y el pico abierto como gritando. Representa a la paz y a la libertad oprimidas. El único hombre que aparece es un guerrero que yace muerto delante del cuadro. El guerrero aparece con el brazo cortado y recién decapitado, representa a los soldados que mueren en lucha. Su brazo aún sostiene una espada rota, en donde también hay una flor como símbolo de esperanza."

Crudo y cierto. Como lo que estamos pasando ahora en México. También me hace pensar que México y España viven vidas paralelas ya desde hace un rato. Tienen dos presidentes que fueron tremendamente populares y controvertidos al principio de sus mandatos. Todos les daban un voto de confianza y beneficio de la duda. Zapatero tiene un país empobrecido, que soñaba con ser la puerta de Europa y ser tomado como parte de la comunidad europea y no como el país del sur, percibo a las personas aquí con heridas en el corazón, decepcionados. Calderón tiene un país empobrecido también, pero con sangre en las calles y en las manos. Los dos andan por la vida dando discursos de que todo está bien. De que vamos ganando en todos los sentidos. Somos países modernos. Abiertos. Ganadores. Guerreros decapitados.

A Zapatero le piden elecciones. A Calderón, pantalones.

Cuando nuestro presidente sale de gira, invariablemente tendrá el síndrome del mexicano que viaja. Se verá overproduced. Exagerado y dueño de la verdad. Se tropezará como Carmen mi amiga. Porque lo importante es lo que quede en la memoria de los medios internacionales. No lo que nosotros pensemos realmente. No le importará perder muchas cosas elevando su imagen internacional para luego arrepentirse en cadena nacional. Aún y cuando haya exigido en el Congreso de EU el control de armas, la ley de migración y otras cosas en medio de ovaciones, aqui no pasará nada.

Zapatero llego de churro a la presidencia. gracias a un atentado que le dio un giro de último momento a las tendencias de voto. Calderón llegó igual de zopetón con un porcentaje mínimo y cuestionado que le daba la victoria. Con controvertidas elecciones para los dos, se puso en duda su legitimidad, lo fortuito de sus triunfos. Sus politicas económicas han tenido que retomar ideas de sus adversarios al no funcionar las suyas propias. Con Calderón la necesidad de competencia, una mejor política fiscal y de gasto. A Zapatero la necesidad de reinventarse y generar mayor valor agregado en innovacion y competitividad. Los dos paises tienen problemas de migracion. En México hacia fuera, en España hacia adentro. En España siguen luchando contra ETA, pero ahora la migración indiscriminada ha traído mafias, narco y contrabando. En México la lucha es del gobierno contra el crimen en medio de una guerra entre cárteles y zetas. Los dos líderes son opacados en terminos de liderazgo por sus peers. en el caso de Calderón por Lula. y en el de Zapatero por Sarkozy. Con acérrimos rivales de oposición a los cuales les otorgan en bandeja de plata los argumentos para atacarlos. Irónicamente, el Plan Alternativo ese hablaba de control de monopolios, mejor aplicación de impuestos y reduccion de gasto burocrático en México. Calderón retoma esas propuestas cambiándoles el nombre para que se vean menos populistas. Zapatero criticaba las politicas del PP y ahora no le queda mas remedio que aplicar algunas de las que se burló durante años como la del mercado laboral y la fiscal.

En España el desempleo es el más alto en la región. Y en México hay más gente en el trabajo informal que en el formal. En España, los jóvenes tienen pocas oportunidades de desarrollo profesional después de terminar una carrera. En México, con la falta de oportunidades en educación y empleo, el crimen puede ser carrera. Hasta en los canales del congreso nos parecemos ya. Prefieren pelearse y dar show todo el día y dejar pasar la oportunidad de tener un proyecto de país.

Así, caminando por la Gran Vía, tranquilamente entre sirenas verdes y santos que me hacen sentirme feliz, locales y turistas, con nostalgia pienso que yo también perdí algo que quiero mucho y en lo que creía. Y entre el dolor y la pasividad como la mujer de la ventana del Guernica, creo nunca me sentí más abstracta...

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