lunes, 1 de febrero de 2010

Somos pocos pero seremos más...

Trato de comenzar pensando en como empezó mi afición a la red. Fué cuando hace dos años mi hija me pidió entrar a Facebook. Y tenía 20 invitaciones en mi mail de gente conocida que me pedían lo mismo. Decidí probarlo después de haber pensado "Qué es esto?" y que me explicaron hasta en cansancio como se ponían las aplicaciones, como jugabas, como buscabas gente. Me empecé a enganchar cuando descubrí a mis amigos de antes, los jueguitos, los regalitos, que podía interactuar con personas que quería mucho y que en algún momento nos perdimos la pista. Que podía conocer gente valiosísima con actividades que me hubiera gustado realizar (pintores, escritores, artistas, periodistas, fotográfos) y que me enseñaban de música, de arte, de literatura. Que me sacaban el lado creativo cuando me daba miedo comentar alguna tontería (a quién al principio no?) y volverme un update killer involuntario. Que a muchos nos sacó del estado de aislamiento en el que vivíamos. Ahora, el tema de conocer en persona a quién no conocía ha enriquecido muchísimo mi vida y también me ha llevado a un par de sorpresas no gratas. Pero al final del día llego a la conclusión que la red es poderosa, imponente y no todos medimos las consecuencias de estar dentro de una red social. Aunque pensemos que la dominamos, muy pocos han aprendido a usarla y eso acarrea problemas.

En el momento en el que nos reventaron la burbuja rosa de las redes sociales fué cuando secuestraron al niño Martí. Ahí nos dimos cuenta del poder de una foto. De lo que demostraba una simple imágen de un viaje, de tu casa, de tu familia. De como "los malos" lograban recopilar información tuya de la manera más fácil. Entonces llegaron los cambios, la privacidad, la restricción de las fotos. Delete a los que no conoces. Aceptar que no vives en Suecia. Cuidarte y cuidar a los tuyos. Despúes el comentario de "Secuestrar por Facebook está pasado de moda" me puso los pelos de punta. Ahora por donde te buscarían? Como darían contigo? Me seguirían en el super? Escogerían que fuera yo su víctima al verme pasar en mi coche? Como antes?

La noticia de los niños asesinados en Juárez me lleva a pensar en no sólo el peligro que corren los chavos al simplemente salir a una fiesta en casa de alguien. Estoy de acuerdo en que el contexto de este caso puede ser completamente diferente al que muchos de nuestros hijos tienen. Pero aún así, Fernando Martí no está. Silvia Vargas tampoco. Los niños tienen que dejar de ser inocentes antes de tiempo. Tienes que explicar mil cosas más de las que nos explicaron a nosotros. No bebas nada si no trae sello, no te vayan a echar "roofies". No fumes, lo que te dan no siempre es tabaco. Trae siempre tu celular cerca de tí. No puedes dormir en casa de amigas, no sé si su papá sea de fiar. Ningún amigo tuyo te puede llevar en su coche, no sé si se mete algo. Si no están sus papás no puedes ir a su casa. Y así podría seguirme. Pensando que mis hijos podrían haber estado en una fiesta de alguno de los narcojuniors que ya andan entre nosotros sin que sepamos realmente quiénes son. Que por venganza les toque a ellos que les hagan daño. Nadie los cuida como nosotros, pero no podemos estar ahí todo el tiempo. Entonces nuestras palabras deben llegar adonde nosotros no llegamos. Pero cuando se trata de alguien ajeno, qué se puede hacer... Mi querido @alexsimon dijo hoy que el Chapulín Colorado no existe. Yo digo que sí. Somos nosotros los que tenemos que enseñar a nuestros hijos a ser ciudadanos de primera aunque la autoridad sea de quinta. Los que tenemos que enseñarles que se cuiden, que no son invencibles ni infalibles. Que tengan cuidado con quien se relacionan. Que cuiden su cuerpo y su mente para poder ser las personas que quieren ser. En fin, lo que nos trataron de enseñar pero apenas aprendemos. Y que lo entendemos con más miedo de lo que esperábamos. Que por fin entendemos tambien lo que es la sociedad civil que exige y demanda a sus gobernantes. Que tenemos un medio ahora que no es para jugar o para mandar regalitos, sino realmente para gritar lo que queremos. Incluyendo que cuiden a nuestros hijos, que hagan su chamba y dejen de hacer tonterías y querer robar y coludirse con los criminales. Para eso sirve la red ahora. El miedo no paraliza si somos muchos. No contaban con nuestra astucia...

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